Los cartuchos de tinta, como los conocemos hoy, fueron desarrollados por Hewlett-Packard (HP) en la década de 1980. HP introdujo los primeros cartuchos de tinta comercialmente viables en 1984 con la impresora HP ThinkJet, que utilizaba la tecnología de inyección de tinta térmica. Esta tecnología permitía imprimir con mayor rapidez y calidad en comparación con las impresoras de matriz de puntos que eran comunes en esa época.
HP ThinkJet 1984
La tecnología de inyección de tinta, en la cual se basan los cartuchos de tinta modernos, había sido investigada y desarrollada previamente por varios inventores y empresas, pero HP fue la primera en comercializarla de manera efectiva para el uso cotidiano en impresoras de escritorio.
Evolución de los cartuchos de tinta
Década de 1970: Investigaciones iniciales en tecnología de inyección de tinta por diversas empresas, incluyendo Canon y Epson.
1984: HP lanza la impresora HP ThinkJet, la primera impresora de inyección de tinta que utiliza cartuchos de tinta reemplazables, utilizando tecnología de inyección de tinta térmica.
1988: HP introduce la impresora HP DeskJet, la primera impresora de inyección de tinta para el mercado de consumo masivo, popularizando el uso de cartuchos de tinta. Esta impresora utilizaba cartuchos de tinta negra y, más tarde, de color.
Canon desarrolló su propia línea de impresoras de inyección de tinta, conocidas como Bubble Jet, popularizando aún más el uso de cartuchos de tinta.
1990-2000: Se introdujeron cartuchos de tinta tricolor y, eventualmente, sistemas con cartuchos de tinta separados para cada color (cyan, magenta, amarillo y negro), mejorando la calidad y eficiencia de impresión.
Se comenzaron a incorporar microchips en los cartuchos para monitorear los niveles de tinta y mejorar la precisión en la impresión.
Epson lanzó su serie Stylus, que utilizaba tecnologías avanzadas de inyección de tinta para ofrecer impresiones de alta calidad a precios asequibles.
2000-2010: Los cartuchos de tinta comenzaron a ofrecer mayores resoluciones de impresión, alcanzando niveles fotográficos.
Las impresoras comenzaron a usar tintas pigmentadas, que ofrecían mayor durabilidad y resistencia al agua y la luz, en comparación con las tintas basadas en colorantes.